Como Consejero Delegado de Polestar, Thomas Ingenlath lidera una revolución tecnológica. Habla con PURSUIT sobre por qué la innovación audaz es fundamental para crear la empresa automovilística -y la sociedad- del futuro.
Polestar está revolucionando silenciosamente la industria del automóvil. Fundada originalmente en 1996 como Flash Engineering, Polestar fue adquirida por Volvo en 2015 y dos años más tarde se reveló como una nueva marca independiente de rendimiento eléctrico. En solo seis años, el sutil estilo de la marca sueca, su tecnología ecológica y sus excepcionales prestaciones se han convertido en objeto de culto, y los nuevos modelos se agotan incluso antes de empezar a fabricarse.
Para 2026, la gama de Polestar incluirá un SUV, un crossover, un fastback de lujo, un roadster biplaza y un hidroala en colaboración con Candela, además de su multipremiada berlina Polestar 2. Por si fuera poco, la empresa está desarrollando el Polestar 0, el primer coche del mundo sin emisiones asociadas, cuyo lanzamiento está previsto para 2030.
Entre las decisiones valientes se incluye el compromiso de crear el Polestar 0. "La reducción del CO2 no es sólo una tarea de Polestar, es realmente la tarea que tiene por delante la sociedad para la próxima década", afirma Ingenlath. El proyecto invita a empresas afines a unirse a Polestar en su investigación para desarrollar el primer coche del mundo sin emisiones asociadas. "No debemos asustarnos porque aún no sepamos la respuesta: si no se empieza a trabajar en ello hoy, nunca se sabrá". Aunque Polestar 0 se describe como el proyecto "moonshot" de la empresa, la investigación pionera que está llevando a cabo la compañía está teniendo un efecto positivo en otros ámbitos. "Un importante efecto secundario es que, año tras año, el Polestar 2 ha reducido su huella de CO2, hasta tres toneladas en tres años", afirma Ingenlath. "Como Consejero Delegado tengo que defender este objetivo de llegar a cero emisiones; sí, todavía tenemos que crecer como empresa, pero no debemos olvidarnos de la dirección a largo plazo. "Sorprendentemente, dado el papel de Polestar como empresa totalmente eléctrica, Ingenlath no quiere que Polestar se defina por lo que es más conocida: los vehículos eléctricos. "En realidad, nuestra marca no se centra en ser eléctrica, sino en el diseño, la innovación y la sostenibilidad, que son los tres pilares fundamentales de la marca", afirma. Aunque Ingenlath reconoce la importancia vital de la electrificación para el futuro de la industria automovilística, Polestar estará preparada para cualquier medio de propulsión que depare el futuro. "Dentro de cien años no creo que la gente siga hablando de que Polestar es eléctrico. Lo que perdura no es la tecnología, sino lo que hemos creado como marca: el valor de marca es realmente la esencia de la creación de valor."
"Nuestra marca no se centra en ser eléctricos; se centra en el diseño, la innovación y la sostenibilidad".
Para Ingenlath, la innovación de Polestar se centra en la experiencia. "Cada vez que conduces un Polestar te sientes especial y eso se percibe a través de los sentidos", afirma. "Nuestros coches no están diseñados para el aSon más bien para entendidos. No gritan "¡mírame!". Son una hermosa pieza de diseño, afinada con gran pericia como un instrumento que te da el placer de saber qué producto tan maravilloso tienes. Esa es la experiencia que queremos crear". Al fabricar productos sostenibles, bellos y deseables para el mercado del lujo, Ingenlath espera causar un efecto dominó en la sociedad en general. "Es superimportante que utilicemos nuestro talento, nuestro arte, nuestra artesanía para crear estos productos asombrosos que realmente se convierten en iconos y hacen que la gente se interese de forma natural por comprar, poseer y amar productos sostenibles". De toda la tecnología punta de la que Polestar es pionero, Ingenlath está muy orgulloso de algo relativamente sencillo: hacer que el logotipo de Polestar sea del mismo color que la carrocería del coche. "Estoy orgulloso de que nos hayamos resistido al reflejo de hacerlo cromado sólo porque siempre se había hecho así", dice. "Cuestionando el statu quo, a veces descubres que las cosas se pueden hacer mejor".