Explorador, ecologista, empresario y eterno trotamundos, David de Rothschild tiene la misión de revolucionar la industria de la moda a través de la vida curiosa y el conocimiento de que la naturaleza sabe más que nadie.
David de Rothschild, aventurero, activista y empresario británico de 39 años, forma parte de un legado bancario centenario, pero ha renunciado a una vida de traje y corbata y oficina para cambiar el mundo. En las dos últimas décadas, su pasión por la naturaleza y su insaciable curiosidad le han permitido hacerse un nombre como ecoexplorador moderno. Ha atravesado en moto las montañas de Mongolia, cruzado la Antártida en esquís y remado por el río Xingu de Brasil para poner de relieve los efectos medioambientales de la presa de Belo Monte. Incluso ha navegado las 8.000 millas que separan San Francisco de Sydney en un barco llamado Plastiki, fabricado con 12.500 botellas de plástico, para concienciar sobre la contaminación de los océanos.
En cada una de sus expediciones ha puesto de relieve los problemas medioambientales internacionales más urgentes y hace más de diez años creó la Fundación Esculpe el Futuro con el objetivo de promover y apoyar un cambio medioambiental positivo hacia la sostenibilidad mundial.

Su última aventura, una marca de moda y estilo de vida llamada The Lost Explorer, puede parecer una desviación de sus actividades habituales, pero en realidad es un paso consciente en su eterna búsqueda ecológica. En palabras del propio de Rothschild, "el mundo necesita otra marca de estilo de vida como un asidero en la cabeza", pero ésta es algo más que otra marca de estilo de vida. Es una plataforma para la creatividad, el intercambio de conocimientos y la vida sostenible, donde el cuidado y las historias que hay detrás de lo que ofrece son tan importantes como el propio equipo. Describe a un explorador perdido como "un aventurero moderno en la vida", alguien que no huye de la vida, sino que corre hacia ella.
Y, como de costumbre, de Rothschild no sigue las reglas del juego. Las piezas son sofisticadas y resistentes, diseñadas para llevarlas de cualquier forma que tenga sentido, y las colecciones se basan en entornos en los que podría encontrarse un explorador: desiertos, montañas, océanos. También encontrará lociones y pociones para resolver cualquier problema que pueda llevar en su mochila de viajero, así como mezcal de pequeña producción, una bebida espirituosa tradicional elaborada a partir del agave. Se trata de establecer nuevas normas en la industria de la moda -una de las más contaminantes- para que los materiales sean sostenibles e incorporen la biomímesis. Y lo que es más interesante, de Rothschild lo considera un "experimento" continuo, imperfecto y preparado para el futuro: su lema es "Establecido en 2025".